Ignacio Sosa Santana

Con profundo dolor en el alma, pero con gratitud por su vida y legado, anunciamos el fallecimiento de Ignacio Sosa Santana, quien partió de este mundo el 22 de julio de 2025, a la edad de 67 años.

Nacido el 30 de julio de 1957 en Guerrero, México, Ignacio fue hijo de Gilberto Sosa y Maura Santana. Hace 34 años emigró a los Estados Unidos en busca de un futuro mejor, un camino lleno de sacrificios, esperanza y trabajo duro, pero también de amor, amistades y memorias que quedarán por siempre en nuestros corazones.

Ignacio fue un padre excepcional, entregado, protector y profundamente cariñoso con sus tres hijas: Edith, Norma y Onelia, quienes fueron su mayor orgullo y razón de vivir. Siempre estuvo presente para ellas con una palabra sabia, un gesto de apoyo o simplemente con su inconfundible sentido del humor que llenaba cualquier habitación de alegría. Fue también un amoroso abuelo de Brenda Lizbeth, Yamileth, Luis Gerardo, Sebastián y Liah, a quienes colmó de ternura, enseñanzas y dulces recuerdos.

Ignacio era conocido por ser un hombre de buen corazón, generoso, amable, alegre, y siempre dispuesto a tender la mano a quien lo necesitara. Fue un gran amigo para muchos; alguien que sabía escuchar, aconsejar y hacer reír con sus bromas sinceras. Tenía una energía especial que contagiaba, y una calidez que hacía sentir en casa a quienes lo rodeaban.

Amante de la música, era común verlo tarareando sus canciones favoritas o compartiendo melodías que le recordaban su tierra natal. Disfrutaba inmensamente salir a comer con sus amigas, compartir una buena charla y saborear los pequeños placeres de la vida. Era un hombre muy conocido en su comunidad, no solo por su carácter afable, sino por su autenticidad y nobleza.

Su ausencia deja un vacío inmenso en nuestras vidas, pero también deja un legado de amor, de unión familiar y de sencillez que siempre recordaremos con una sonrisa en el rostro y un suspiro en el corazón.

Descanse en paz, Ignacio Sosa Santana. Tu memoria vivirá eternamente en cada anécdota, en cada canción, en cada comida compartida, y sobre todo, en el amor de tus hijas, nietos, familiares y amigos que tanto te quisieron.